¿Puede un desierto convertirse en un jardín de flores en apenas unas horas? En Chile sí. Se trata de un fenómeno climático llamado el Desierto Florido, que ocurre en el lugar más seco de mundo: el Desierto de Atacama, ubicado en el norte del país.
Esta maravilla natural ocurre en forma ocasional en años en que las precipitaciones exceden lo normal, principalmente entre julio y agosto. Pero los resultados aparecen unos meses más tardes, entre septiembre y noviembre, cuando ocurre una floración masiva especies autóctonas que colorean las secas arenas de intensos tonos violetas, verdes y amarillos.
Este inmenso jardín se ha transformado en un destino turístico único en el mundo, por lo que numerosas agencias programan viajes para contemplar este fenómeno desde distintos puntos del norte chileno, como Vallenar, Copiapó, Caldera y La Serena.
Un inmenso jardín
Son más de 200 tipos de flores que decoran el árido paisaje de Atacama, donde destacan los lirios, suspiros, añañucas, cuernas de cabra y la garra de león. Es posible recorrer estos senderos desde lugares como Caleta de Hornos, Juan Soldado, Quebrada Honda o en la playa El Temblador, ubicados en las cercanías de La Serena, o Totoral Bajo, Carrizal Bajo, Huasco y Caleta Barco cerca de Vallenar.